Trucos para llevar la economía de una casa.

Economía domestica

Llevar la economía familiar no es sencillo. Y menos en los tiempos que vivimos. No vamos a hablar en este artículo de trucos para ahorrar en calefacción o en electricidad. Si no de algo más básico. Como atender las necesidades de una familia con los recursos que tenemos.

Según la O.C.U. (Organización de Consumidores y Usuarios), 7 de cada 10 hogares españoles tienen dificultades para llegar a fin de mes. Un 11% de las familias ni siquiera llegan. No se puede decir que esto sea lo mismo de siempre.

En abril del 2024, el I.P.C. (Índice de Precios al Consumo) se encontraba en un 3,3%. En un año, la mayoría de las empresas españolas han aplicado una subida salarial entre el 1 y el 3%. Estamos hablando de un empobrecimiento paulatino de la población. De una disminución del poder adquisitivo. Los sueldos suben por debajo de lo que aumentan los precios.

En los tiempos que corren, aprovechar las rebajas y las ofertas no son un recurso para ahorrar algo de dinero, son un instrumento imprescindible para cubrir las necesidades de las familias.

Hablamos de ellas y de otros trucos que tenemos a nuestro alcance para sobrellevar la economía familiar en periodos tan complicados como el que estamos viviendo.

Aprovechar las temporadas de rebajas.

Los españoles aprovechan las temporadas de rebajas para reponer ropa, calzado, menaje de hogar y dispositivos electrónicos.

Nuria Beltrán, presidenta de la Comisión de Retail del Col·legi d’Economistes de Barcelona, señala que el crecimiento de la economía española no se está basando en el aumento del consumo interno, sino en el turismo; por lo que la repercusión de las rebajas en la economía es cada vez menor.

A pesar de ello, los comercios españoles presentan casi 8 meses de rebajas al año. Una estrategia, que aunque les hace reducir margen de beneficios, les permite continuar subsistiendo. Según la web spain.info, en nuestro país son frecuentes 4 campañas de rebajas. Son estas:

  • Rebajas de invierno. Se suelen iniciar el 7 de enero, el día después del final de la Navidad, y se están prorrogando hasta marzo. Tres meses consecutivos en la que el descuento sobre determinados artículos va aumentando progresivamente.
  • Rebajas de verano. Se prolongan de finales de junio a finales de julio, coincidiendo con el periodo en el que los trabajadores asalariados suelen cobrar la paga extra.
  • Rebajas “mid season.” Aparecen entre medias de las dos campañas centrales, la de invierno y la de verano. Se trata de descuentos a mitad de temporada, entre marzo y junio, y entre septiembre y noviembre. En un principio se ponían en marcha para probar el rendimiento de determinadas prendas antes de temporada. Así, por ejemplo, en abril, algunos comercios ponían a la venta artículos de verano rebajados para comprobar su aceptación entre el público antes de hacer el pedido principal a los proveedores. En la actualidad también se usan para liquidar stock sobrante.
  • Black Friday. Se trata de una estrategia de marketing de origen norteamericano que se ha instaurado con solidez en nuestro país. Al principio consistía en pegar un golpe de ventas el último viernes de noviembre, adelantando parte de los regalos de Navidad. Actualmente, el Black Friday suele durar un fin de semana completo, con apertura de domingo incluida. El Black Friday se introdujo en nuestro país en el sector de la electrónica, la informática y la tecnología. En estos momentos, todos los sectores comerciales se han sumando a la campaña.

Muchos consumidores se quejan de que los descuentos en las rebajas son cada vez menores; sin embargo, en cada una de estas campañas nos solemos gastar entre 50 y 150 € por persona.

Comprar productos en oferta.  

Las ofertas han sido siempre una técnica de los comercios para desprenderse de stock y ahorrar espacio en sus almacenes.

Algunas de nuestras madres se vanaglorian de ser expertas cazadoras de chollos. Visitaban varios establecimientos y adquirían los productos donde más baratos los encontraban. Nosotros no disponemos de ese tiempo, por lo que las ofertas las compramos siempre en los mismos comercios.

Otra de las estrategias comerciales que no tienen el éxito de otras épocas son las ofertas por cantidades. Los hipermercados acostumbran a poner la segunda o tercera unidad de producto al 50% de descuento o a promocionar el 3×2. Llévese 3 unidades y pague 2.

Aparte de que las familias actuales son menos numerosas que las de antes, los hábitos de compra han cambiado. Ahora preferimos hacer varias compras a lo largo del mes que hacer una gran compra mensual, amontonar género e ir reponiendo.

En contraste, han adquirido popularidad los comercios Outlet. Tiendas que venden productos rebajados durante todo el año. Algunos de ellos son primeras marcas a precios realmente reducidos. Encontramos establecimientos de este tipo en todos los sectores: alimentación, droguería, moda, hogar, etc.

Aunque no es recomendable hacer la compra del mes o de la semana en un supermercado de este tipo, lo cierto es que encontramos ofertas sorprendentes. Artículos a poco más de un euro, que en nuestra tienda habitual se suele vender 4 o 5 veces más caros.

Los mayoristas de Liquistocks, una empresa alicantina que vende lotes de productos al por mayor a tiendas y cadenas comerciales, nos indican que la mayoría de estos productos proceden de liquidaciones concursales, juzgados mercantiles, subastas, aduanas, cierres de fábricas, almacenes, etc.

De esta forma se puede entender cómo se pueden encontrar artículos de calidad tan baratos. Aprovechar estas ofertas es un instrumento que nos ayuda a sanear la economía familiar.

Trucos para gastar menos.

El blog de estilo de vida Cúlmia opina que la gestión de la economía doméstica se debe basar en adoptar un planteamiento diferente. No solo en aprovechar las rebajas y comprar productos en oferta, ya que estos son acciones puntuales, que en la mayoría de los casos no dependen de nosotros, sino de las estrategias de marketing de los comercios.

Estos son algunos trucos que nos pueden ayudar a capear económicamente el mes:

  1. Fijar un presupuesto mensual. Partiendo del dinero que entra mensualmente en casa, podemos establecer una cantidad límite de dinero para gastar en comida o en gastos habituales. El presupuesto lo vamos gestionando a medida que avance el mes.
  2. Establecer un sistema de ahorro. Un método bastante popular es la regla 50, 30, 20. Un 50% de los ingresos los destinamos a los gastos fijos de la casa: alquiler o hipoteca, suministros energéticos, alimentación, etc. Un 30% lo empleamos en gastos variables. Productos que necesitamos, pero cuya adquisición no es imprescindible que se haga en el momento: ropa, viajes, suscripciones anuales. De este modo, disponemos de un 20% que podemos destinarlo al ahorro o como colchón para cubrir imprevistos. El problema de este sistema es que en ocasiones los gastos fijos superan el 50% de los ingresos.
  3. Recortar gastos prescindibles. Aquí tenemos que hacer un esfuerzo por distinguir entre lo que necesitamos realmente y aquello que podemos eliminar. No se trata de vivir como un ermitaño, pero podemos estudiar como en lugar de salir a cenar fuera todas las semanas, lo podemos hacer solo una noche al mes. O en lugar de hacer unas vacaciones al extranjero, buscamos un destino bonito y más económico en el país.
  4. Hacer la lista de la compra. Esta es una técnica bastante útil. Antes de ir al supermercado viene bien hacer una lista y ceñirnos a ella cuando vayamos a comprar. Aunque tengamos las cosas que necesitamos en la cabeza, si no lo hemos apuntado, siempre sucumbimos a la tentación de comprar productos de más.
  5. Reutilizar todo lo que podamos. La economía tradicional de las familias siempre se ha basado en el aprovechamiento. Podemos recordar como nosotros utilizábamos la ropa que se les había quedado pequeña a nuestros hermanos mayores o como después de un domingo de cocido, al día siguiente comíamos croquetas. Son costumbres de nuestros padres que vale la pena rescatar.
  6. Comparar precios. Esta es otra herramienta heredada que ya hemos mencionado antes. Si nuestras madres recorrían la ciudad o el barrio para encontrar las ofertas donde comprar la carne o la ropa, nosotros tenemos un canal más rápido y efectivo: Internet. Podemos comparar precios desde el móvil hasta encontrar el más satisfactorio.
  7. Háztelo tú mismo. Hacer bricolaje para afrontar las reparaciones del hogar o adquirir habilidades como costura o trabajos manuales, orientado a nuestras necesidades, puede ser una forma de ahorrarnos algo de dinero al tiempo que descubrimos un hobby.
  8. Hazte la comida. Entre hacerte la comida tú, en casa, y comer comida precocinada o comida para llevar, te ahorras entre un 30 y un 60%. Es cierto que a veces no tenemos tiempo para cocinar, pero hacer un poco más de comida y congelar el resto, nos puede arreglar alguna que otra cena o comida. Al tiempo, que nuestro cuerpo lo agradecerá, ya que la comida es más sana.

Como vemos, llevar la economía familiar para cubrir las necesidades de todos los integrantes de la familia, nos obliga a ser expertos economistas.

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