La elaboración de vino es una de las tradiciones más antiguas de la humanidad, pero con el paso de los años, su técnica ha cambiado mucho: a lo largo de los siglos, los procesos vinícolas han sido perfeccionados, y los procesos que se han llevado a cabo tienen que ver sobre todo con los avances tecnológicos, los cuáles han sido muy importantes en la evolución de esta práctica ancestral.
Es un hecho, la tecnología ha mejorado el trabajo de la elaboración del vino en muchos sentidos: para los viticultores, para la elaboración, para el embotellado, y mucho más. Todo está pensado para mejorar la calidad de los vinos, además de para optimizar su producción y para cubrir otros asuntos importantes como el ahorro de recursos, dando paso a una producción más sostenible.
De hecho, hoy en día podemos afirmar que, gracias a la innovación tecnológica, elaborar vino no solo es un arte, sino también una ciencia; vamos a profundizar más sobre este tema a continuación.
La evolución de la vinicultura.
La vinicultura ha recorrido un largo camino desde sus orígenes en la antigua Mesopotamia y Egipto. En sus inicios, la producción de vino era un proceso totalmente manual, en el cual los viticultores dependían de sus habilidades y conocimiento del terreno, y cada paso, desde la recolección de las uvas hasta la fermentación, se realizaba a mano. Sin embargo, conforme avanzaron los siglos, se comenzaron a aplicar técnicas que mejoraban la eficiencia y la calidad del vino, como la utilización de barricas de roble para el envejecimiento.
A medida que la demanda de vino creció, la producción comenzó a expandirse, lo que impulsó la necesidad de incorporar nuevas herramientas para facilitar los procesos. Sin embargo, no fue hasta el siglo XX cuando la tecnología moderna comenzó a desempeñar un papel fundamental.
Con la llegada de las máquinas para la cosecha de uvas y los sistemas de control de temperatura durante la fermentación, la tecnología empezó a cambiar radicalmente la forma en que se elaboraba el vino.
Uno de los avances más importantes en la vinicultura moderna ha sido la automatización de la cosecha. Y es que, aunque la recolección manual sigue siendo la opción más demandada en lugares vinícolas tradicionales, lo cierto es que muchas bodegas ahora emplean maquinaria especializada que permite cosechar las uvas en el momento exacto de su madurez. Estos sistemas automáticos utilizan sensores para evaluar el grado de madurez de las uvas, asegurando que solo se cosechen las mejores frutas, lo da como resultado una mayor calidad en el vino.
Por si fuera poco, la tecnología de sensores ha llevado a una gran mejora del riego y la gestión de los viñedos, optimizando el rendimiento de las uvas sin malgastar agua o nutrientes. Asimismo, los drones y otras tecnologías de control ayudan a los viticultores a obtener información concreta acerca de las condiciones de cada parcela de terreno, lo que les ayuda a tomar decisiones más informadas para maximizar la producción y calidad.
Fermentación controlada.
La fermentación es uno de los pasos más importantes en la elaboración del vino. Tradicionalmente, este proceso era dependiente de las condiciones climáticas y la habilidad del vinicultor, pero con la introducción de la tecnología, las bodegas ahora pueden controlar mucho mejor la temperatura y la humedad durante la fermentación. Esto se logra mediante sistemas automatizados que permiten a los viticultores mantener un entorno constante y controlado para la fermentación del vino.
Estos avances son increíbles, ya que elaboran un vino de mayor calidad, más consistente y con características organolépticas mejoradas. De hecho, los sistemas de fermentación controlada también ayudan a reducir el riesgo de contaminaciones indeseadas, como la proliferación de bacterias o levaduras no deseadas, lo que garantiza que el vino mantenga sus características deseadas y apoya aún más la implementación de la tecnología en este tipo de prácticas.
La maquinaria de precisión: una revolución en la producción.
Como hemos podido comprobar, la tecnología ha permitido a las bodegas incorporar maquinaria altamente especializada en todos los procesos de elaboración del vino. Uno de los ejemplos más destacados es el uso de prensas neumáticas que extraen el zumo de las uvas de manera eficaz, conservando la calidad del mosto y evitando la oxidación. Y si buscamos ver todos estos avances en acción, solo tenemos que fijarnos en Boada Tecnología y en sus depósitos de acero inoxidable para la sidra entre otra maquinaria.
Sin embargo, no todo acaba aquí: la tecnología va mucho más allá, dando pasos tan grandes, que es capaz de controlar hasta el envejecimiento del vino ¡Imagínate! Lo vemos a continuación.
Envejecimiento y embotellado.
El envejecimiento del vino es otro proceso que ha experimentado una gran transformación gracias a la tecnología.
Tradicionalmente, el vino se envejecía en barricas de madera, pero con los avances tecnológicos, ahora es posible replicar las condiciones de envejecimiento ideales en tanques de acero inoxidable, donde la temperatura y la humedad se controlan con precisión. ¿Lo mejor de todo? Que estos avances, además de mejorar la calidad del vino, también mejoran los tiempos de producción ¡Todos salen ganando!
Asimismo, encontramos que la automatización también ha llegado al embotellado del vino.
El embotellado es un proceso delicado y repetitivo, que se debe hacer con suma delicadeza y que, además, presenta muchos riesgos difíciles de solventar (sobre todo para las botellas de vino carísimas). Sin embargo, gracias a la tecnología una vez más, este proceso se puede realizar sin problemas ¡Vamos a verlo!
Los sistemas de embotellado automatizados se encargan de que las bodegas llenen, sellen y etiqueten las botellas de una forma rápida e impecable, reduciendo los riesgos que puedan surgir por la mano humana y aumentando la producción. Por si fuera poco, este tipo de avances en el embotellado también contribuyen a la preservación de la calidad del vino, minimizando el riesgo de contaminación o mal manejo durante el proceso.
La sostenibilidad, una preocupación más que también cubre la tecnología.
En la actualidad, los consumidores están cada vez más interesados en el impacto ambiental de la producción de alimentos y bebidas.
El sector vinícola no es ajeno a esta tendencia, y muchas bodegas han adoptado prácticas más sostenibles, como la viticultura ecológica y la reducción del uso de productos químicos en la producción de vino. En este sentido, la tecnología ha jugado un papel imprescindible, consiguiendo que las bodegas gestionen de una forma más inteligente el uso de recursos como el agua, la energía y los fertilizantes.
De esta forma, el uso de los distintos tipos de maquinaria y de sistemas de control automatizados mejoran la producción y además ayudan a que las bodegas reduzcan su huella de carbono y adopten prácticas más responsables con el medio ambiente. Sin duda, podemos decir que hoy en día gracias a la tecnología, es posible producir vino de alta calidad respetando los principios de la sostenibilidad.
Tipos de máquinas que debemos conocer.
Como ya hemos estado explicando, durante el proceso de la elaboración del vino, son varios tipos de máquinas especializadas las que participan en los distintos procesos para garantizar calidad y habilidad.
Algunas de ellas son:
- Despalilladora.
Esta máquina separa las uvas de sus raspones (parte que une las uvas) dejando solo los granos que luego serán fermentados. Su funcionamiento se basa en un sistema de rodillos que hacen girar las uvas, separando los tallos sin dañar el grano.
- Prensa neumática.
Utilizada para extraer el zumo de las uvas, funciona mediante presión de aire, creando un prensado suave y práctico. A diferencia de las prensas tradicionales, reduce la extracción de compuestos amargos de la piel, lo que supone una gran ventaja a la hora de comprobar la calidad del vino en su producto final.
- Fermentadores.
Los fermentadores son grandes depósitos donde se lleva a cabo la fermentación alcohólica. A lo largo de los siglos han tenido diferentes aspectos, pero hoy en día son diferentes: los fermentadores modernos están equipados con sistemas de control de temperatura, que garantizan un proceso de fermentación más preciso e inteligente que favorece al resultado final.
- Bombeo de mosto.
Las máquinas que llevan a cabo el bombeo del mosto se encargan de mover el zumo de uva o mosto desde los tanques de fermentación a otros depósitos. De este modo, las bombas de mosto controlan el flujo sin dañar la estructura de las uvas.
- Filtradora.
La filtradora se utiliza para clarificar el vino y eliminar impurezas antes del embotellado. Funciona pasando el vino a través de un filtro que retiene sólidos como levaduras muertas y restos de cáscaras.
- Desgasificadora.
Elimina el dióxido de carbono del vino tras la fermentación, asegurando que el vino no tenga burbujas indeseadas. Utiliza un vacío para permitir la eliminación de los gases sin alterar el vino.
- Embotelladora.
Es la maquinaria encargada de llenar, sellar y etiquetar las botellas de vino. Funciona mediante un proceso automático que asegura que cada botella se rellene adecuadamente, manteniendo las condiciones de higiene necesarias.
Todas estas máquinas han mejorado el proceso de obtención y producción del vino de formas inimaginables, y podemos afirmar que el vino que se extrae de ellas tiene una calidad inigualable. Una vez más, se ha demostrado que la tecnología puede ser nuestra gran aliada, siempre y cuando la usemos en condiciones.