¿Por qué y cuándo visitar a un fisioterapeuta?

Todos hemos sufrido alguna lesión y conocemos la sensación de impotencia al no saber qué hacer ni a quién acudir. La fisioterapia es una disciplina que considera a la persona no solo como un simple cuerpo. Ofrece una visión integral del sistema musculoesquelético y la psique humana, la corrección y prevención de malos hábitos y mucho más.

¿Corres y tienes dolor? ¿Te lesionas y temes volver a entrenar? ¿Te interesa la prevención de lesiones, la regeneración o una técnica de carrera adecuada? ¿Quieres hablar sobre entrenamiento, nutrición o calzado? Un fisioterapeuta especializado en deportes y running podrá asesorarte en todas estas áreas.

La fisioterapia a menudo se asocia erróneamente con el masaje, pero es un campo médico que definitivamente tiene un alcance más amplio.

Lesiones al correr y sus consecuencias

Según las estadísticas, aproximadamente la mitad de los corredores se lesionan al menos una vez en un periodo de uno a dos años. Sin embargo, una cuarta parte se lesiona con mayor frecuencia, lo cual es un hallazgo bastante alarmante. Las lesiones tienden a reaparecer o a extenderse. Por ejemplo, te duele la rodilla, mejora, pero luego te vuelve a doler el tendón de Aquiles o la cadera. La causa suele ser una estrategia de tratamiento inadecuada.

Los corredores tienden a correr a pesar de las dificultades o, por el contrario, a prescribir descanso. Tomar un descanso suele ser una solución razonable, pero no suele ser suficiente. Los profesionales sanitarios suelen «comprometerse» con el tratamiento sintomático. Tratan solo donde hay dolor. Un ejemplo de esto es la aplicación de fisioterapia (láser, ondas de choque, etc.) en el tendón de Aquiles, sin que nadie se ocupe de cómo el paciente se mantiene de pie, camina o corre.

En ambos casos, cometemos el mismo error: olvidamos encontrar y eliminar la causa de la lesión. Por eso, nuestros problemas a menudo no mejoran o reaparecen.

Las causas más comunes de lesiones al correr

1. Asimetría

La causa más común de nuestros dolores al correr es alguna asimetría corporal. Nadie es perfecto. Casi todos experimentamos, por ejemplo, una carga diferente en una pierna que en la otra, o una joroba o una inclinación hacia un lado. Todos estos pequeños detalles pueden causar daños sutiles y a largo plazo en nuestro cuerpo (microtraumatizarlo). Existen muchas posibilidades de regeneración, pero, por ejemplo, con el aumento del entrenamiento, el debilitamiento del cuerpo debido al estrés o una enfermedad, nuestro cuerpo ya no puede evitarlo, y como dice el dicho popular: «Si caminas con un cántaro de agua tanto tiempo que se te cae la oreja». Solemos descubrir que algo va mal solo cuando tenemos un problema. Al principio, se trata principalmente de trastornos funcionales, pero más adelante, si no solucionamos el problema, pueden producirse daños más graves, los llamados trastornos estructurales (rotura de tendones, artrosis articular, inflamación). Los trastornos funcionales son menos graves, pero paradójicamente, a veces pueden causar muchos más problemas. Entre ellos se incluyen, por ejemplo, bloqueos articulares, músculos tensos, puntos gatillo (puntos dolorosos en los músculos que pueden provocar dolor referido y ardor).

2. Mala técnica de carrera

Otra causa de lesión puede ser una técnica de carrera inadecuada. Los errores más comunes son el impacto brusco del talón, el centro de gravedad adelantado, la postura encorvada, la curvatura lumbar o una función incorrecta de las extremidades superiores.

Los síntomas de estos errores son muy diversos. Si pisas fuerte con los talones, las rodillas suelen sufrir. Si encorvas los hombros y encorvas la columna torácica, tienes una alta probabilidad de sufrir dolores de cabeza o costillas obstruidas. Una encorvadura en las caderas suele manifestarse como dolor en la zona, o puede provocar rigidez en los músculos de la pantorrilla y, finalmente, dolor en el tendón de Aquiles.

Con más frecuencia que en el caso de una técnica de carrera explícitamente inadecuada, me encuentro con manifestaciones de la asimetría mencionada anteriormente en mis pacientes, lo que, lógicamente, afecta negativamente al estilo de carrera.

Por ejemplo, si tiende a inclinar una extremidad inferior, a menudo se colgará de la cadera de esa pierna al caminar o correr. Entonces, se inclinará hacia ese lado y levantará el brazo de la extremidad superior opuesta. Esta posición y el compromiso corporal son el caldo de cultivo ideal para una lesión al correr.

3. Lesiones

Entre las lesiones más comunes al correr se encuentran, sin duda, los esguinces de tobillo (torceduras de tobillo). A simple vista, puede que no sea un problema tan grave, pero solemos acostumbrarnos a despegar el pie del suelo y a usarlo de forma inadecuada. El tobillo suele pronarse (caer hacia adentro). Esto suele causar dolor de rodilla o el desarrollo de fascitis plantar.

Curiosamente, incluso lesiones, enfermedades o cirugías que a simple vista no tienen relación con correr ni con las extremidades inferiores pueden causar problemas al correr con el tiempo. Algunos ejemplos son una fractura de clavícula, una apendicectomía o dolor de hombros. Todas estas dolencias afectarán inevitablemente nuestra postura y movimiento, lo que puede repercutir negativamente, por ejemplo, en nuestra técnica de carrera y la consiguiente sobrecarga (microtraumatismos).

¿Cómo puede ayudar la fisioterapia?

Los profesionales de la Clínica Rafael Guerra, exponen que la base de un tratamiento exitoso es siempre un examen detallado del cuerpo, encontrar la causa, determinar un plan/objetivo de tratamiento y utilizar métodos de fisioterapia individuales.

La terapia siempre debe adaptarse a las necesidades individuales del corredor. Todos somos diferentes: algunos prefieren ejercicios para hacer en casa, otros necesitan más terapia y control, acudir con más frecuencia o simplemente como medida preventiva.

La conversación también es importante, ya que la psique tiene una gran influencia en nuestros problemas físicos. Un enfoque psicosomático y holístico es esencial.

1. Terapia manual

Si tienes músculos tensos o articulaciones bloqueadas, es posible relajarlos mediante movilizaciones y toques especiales. Estos métodos suelen ser placenteros, similares a un masaje, pero también pueden ser bastante dolorosos. Sin embargo, la sensación de relajación y mejoría suele aparecer inmediatamente o a los pocos días de la terapia.

Si algo está muy bloqueado o contraído, una intervención única puede ser suficiente. Sin embargo, si los problemas son crónicos, suele ser necesario repetir la terapia y complementarla, por ejemplo, con ejercicio o ajustando la técnica de carrera.

2. Vendaje kinesiológico

Este método es muy eficaz y adecuado como complemento a la terapia. Puede ayudar a relajar y activar los músculos y estabilizar las articulaciones. También alivia eficazmente el dolor y reduce la inflamación.

Sin embargo, no es recomendable simplemente probar en internet a base de ensayo y error. Lo ideal es que tú y tu fisioterapeuta encuentren una cinta que les convenga (siempre deben saber el propósito, qué, cómo y por qué se venda). El fisioterapeuta debería enseñar este tipo de vendaje para que no dependan de la práctica en la consulta. El vendaje es un método que, tras una formación, cualquiera puede realizar por sí solo sin problemas.

3. Ejercicio y enfoque activo

La resolución exitosa de las dificultades generalmente no es posible sin su participación activa en la terapia. Por ejemplo, para que el efecto de la relajación muscular previa sea permanente, debe complementarse con ejercicios especiales que mantengan los músculos en la tensión y el compromiso adecuados. Realizar ejercicios regularmente justo antes o después de entrenar no es una excepción. Estirar no es malo, ¡pero a menudo no es suficiente! No es necesario hacer ejercicio durante mucho tiempo, ¡pero sí con frecuencia! Es mejor hacer ejercicio, por ejemplo, tres veces al día durante unos minutos, que una vez a la semana durante media hora. El objetivo del ejercicio es «estimular el cerebro» y enseñar al cuerpo a funcionar de forma ligeramente diferente a como estaba acostumbrado.

4. Análisis de ejecución

Una parte integral de la terapia es la evaluación de la marcha y la carrera. Durante una evaluación estática, nuestros problemas pueden no ser suficientemente evidentes y solo se manifiestan durante la función (movimiento). Si no se realiza esta evaluación, puede suceder que no se detecte la causa correcta de los problemas.

El examen utiliza una cinta de correr y un espejo, lo que permite al corredor observar elementos del movimiento que a menudo pasan desapercibidos. Por ejemplo, no nos damos cuenta de que nuestra rodilla está girando hacia adentro ni de que estamos encorvados e inclinados hacia un lado. Gracias a la inspección visual retrospectiva, nos damos cuenta de los errores y aprendemos a percibirlos; solo entonces podemos trabajar con ellos, corregirlos y, con el tiempo, incluso eliminarlos.

El cinturón también se puede usar para practicar la técnica correcta. En el campo, suele ser más difícil controlar, por ejemplo, el aterrizaje o la postura recta del torso. Una vez que domines la nueva técnica, podrás salir sin preocupaciones.

5. Fisioterapia

Esta categoría incluye, por ejemplo, láser, ultrasonido y crioterapia. Estos métodos pueden ser muy eficaces y complementar la terapia. Pueden ayudarnos a eliminar la hinchazón, tratar la inflamación, etc., problemas que pueden dificultar la terapia y la reincorporación a la rutina. Sin embargo, es fundamental una indicación correcta; de lo contrario, este tratamiento es una pérdida de tiempo y dinero. Usar solo fisioterapia no suele ser suficiente.

Percepción corporal y dolor

La fisioterapia no se trata solo de ejercicios, masajes y movilizaciones. También se trata de aprender a percibir nuestro propio cuerpo, movimiento, sensaciones… El problema para muchos es que no nos orientamos bien. Por ejemplo, sin control visual, no podemos determinar la posición de nuestros pies o rodillas, ni si estamos rectos o encorvados. Si no aprendemos esto, es difícil cambiar nuestra técnica de carrera o realizar los ejercicios correctamente.

A menudo somos incapaces de separar la sensación de dolor del estiramiento y lo atribuimos todo a la misma situación. Es necesario aprender a distinguir entre el dolor «bueno» y el «malo». Por ejemplo, el dolor de una distensión muscular será diferente al de un desgarro muscular. El dolor de un punto gatillo puede ser muy alarmante, pero en principio no tiene por qué ser tan grave como para que nos dé miedo correr una carrera o dar unos pasos. Un fisioterapeuta puede ayudarte con todo esto para que no te hagas daño innecesariamente ni, por el contrario, te limites.

Sin embargo, es importante recordar que el dolor siempre nos informa sobre algo, por lo que debemos pensar en lo que el cuerpo está tratando de decirnos.

Compartir

Más comentados

Todo lo que una clínica dental puede hacer por ti

La odontología es una rama esencial dentro de las ciencias de la salud, centrada en el estudio, diagnóstico, prevención y tratamiento de las enfermedades, trastornos y condiciones del sistema estomatológico.

Aprende a tocar el piano desde casa

¿Quiéres tocar el piano pero no puedes acudir a clases presenciales?, pues no te preocupes porque hay profesores que quieren enseñar a sus alumnos desde casa a tocar el piano.

Scroll al inicio