Alcanzar los sueños que uno persigue no va a ser tarea fácil en ningún caso. Hay que hacer muchos sacrificios, estudiar bastante y tener características innatas que nos permitan destacar en esa actividad en la que hemos puesto el foco. Un médico nunca va a llegar a ejercer esa profesión si no estudia, un escritor jamás va a tener éxito si no hace el sacrificio de ser primero lector y un actor nunca va a salir en la gran pantalla si no tiene algo innato para destacar dentro de esa profesión. Quien algo quiere, algo le cuesta. Tan simple como esa frase típica.
Quiero hablaros de mi caso personal. Soy un tipo que desde bien pequeño ha soñado con dedicarse al mundo del cine y el teatro. No tenía ni siquiera diez años cuando me empezó a llamar la atención el trabajo que realizaban todas aquellas personas que salían en mis películas preferidas. Y, a medida que fui creciendo y mi cabeza se fue llenando de conocimiento, empecé a pensar en que yo podía tener una oportunidad dentro de esa industria. Creo que no era malo, que tenía ese don innato que hay que tener, pero lógicamente necesitaba mucha más preparación para llegar a cumplir con todos mis sueños.
Ya en el instituto, me empecé a interesar por todas las representaciones teatrales que se iban promoviendo. Me gustaba moverme dentro de este ámbito y la verdad es que me adaptaba perfectamente a cualquier personaje que me tocará interpretar, aunque no fuera el protagonista. Hasta ahí fue todo muy bien, yo sentía que, en cuanto a acabar el instituto y me preparara un poco más en la materia, iba a conseguir numerosos papeles. Pero la realidad no es nunca tan sencilla como puede aparecer en nuestra cabeza. Eso era lo que iba a descubrir más pronto que tarde.
Después de terminar la educación obligatoria y prepararme con distintos cursos y másteres relacionados con la interpretación, comencé a moverme para obtener un empleo y comenzar a dar rienda suelta a todos los conocimientos que había adquirido y que estaba convencido que me iban a granjear un puesto en el sector. Mi sorpresa llegó cuando, después de un año de una búsqueda intensa, todavía no había conseguido ni un mísero papel. Ni siquiera en el cine independiente, que por regla general es más pequeño y en el que la accesibilidad es más grande, había conseguido que alguien depositara su confianza en mí.
Estas cosas pesan y mucho. Sobre todo para alguien que llega al mercado laboral con una ilusión muy grande y que a las primeras de cambios se encuentra con un golpazo. Empecé a tener todo tipo de pensamientos relacionados con cómo desempeñaba mi trabajo y qué errores podía estar cometiendo para que no me contratara nadie. Lo cierto es que ni siquiera había tenido la oportunidad de hacer pruebas delante de las personas de las que dependía mi contratación, así que el error debía encontrarse en otra parte.
Y sí, estaba en otra parte. No sé cómo tardé tanto tiempo en darme cuenta de lo que fallaba. Para continuar contando esta historia, os tengo que confesar algo: he sido muy descuidado a lo largo de toda mi vida con la salud dental. No he abusado demasiado de productos azucarados, de tabaco o café, que son los que quizá puedan hacer más daño a nuestros dientes, pero sí que es verdad que no suelo cepillarme los dientes después de las comidas y tampoco he sido demasiado fan de acudir al menos una vez al año a la clínica dental.
Como consecuencia de todo ello, mis dientes están amarillentos, he perdido parte de alguna pieza dental y, por si fuera poco, tengo halitosis, algo que me han repetido personas de mi círculo más cercano y a las que nunca les he hecho demasiado caso. Como es lógico, esta no es la mejor carta de presentación para una persona que quiere ser actor o actriz. Fijaos en la noticia que os voy a dejar enlazada a continuación y en la que el diario AS habla de los actores y actrices mejor pagados del 2023. Ninguna de las personas que aparece ahí tiene una sonrisa fea, ¿verdad? Aunque en las fotos de la propia noticia alguno no deje ver sus dientes, podéis buscar fotos en Internet. Ya os digo yo que ninguno tiene los problemas que yo he tenido en materia dental.
Hay que ser meridianamente claros. En la industria del cine, un actor o actriz tiene prácticamente cero posibilidades de triunfar si no cuida de su sonrisa y de su salud dental. Por tanto, a mí me tocaba corregir todos los problemas que habían ido apareciendo en mi boca con el paso de los años para intentar tener éxito dentro de esta industria. Varios de mis familiares me recomendaron que pasara por la clínica dental La Chicuela. Les hice caso, corregí mis problemas, me sometí también a un tratamiento de estética dental y, en general, renové mis ilusiones para convertirme en actor de cara a los meses siguientes.
Tenía las ilusiones renovadas y volvía a contar con la máxima de las autoestimas para conseguir un trabajo dentro del sector. Y la verdad es que empecé a tener suerte más pronto que tarde. Primero conseguí trabajo con una compañía de teatro que se mostró interesada en el trabajo que había desempeñado durante mis años de colegio e instituto en las obras teatrales de las que os hablaba más arriba. Gracias a eso, sentí que ya había metido la cabeza dentro de la industria que me interesaba. Y es que ya sabéis que, cuando tienes la posibilidad de interpretar un papel, aunque sea en una compañía de teatro pequeña, es mucho más fácil que alguien pueda encontrar referencias de tu trabajo e interesarse por ti.
Lo que ha venido desde entonces ha sido simplemente magnífico. Primero tuve la oportunidad de participar en una película de cine independiente que por fin me permitió debutar en esta materia y empezar a destacar. Después, han sido directores y productores de más renombre los que han apostado por mí y los que me han ofrecido la oportunidad de participar en películas que conllevan un mayor presupuesto y que también me han permitido ganar algo más de dinero. Mientras escribo estas líneas, una sonrisa de oreja a oreja se dibuja en mi cara. Y es que no puedo sentirme más orgulloso de lo que estoy consiguiendo.
Y es que la cosa no acaba aquí ni mucho menos, como seguro que os imagináis. Es evidente que todavía estoy lejos de los grandes actores y actrices de este país. Tengo mucha experiencia que acumular todavía, pero también cuento con un currículum que seguro que me va a ayudar a dar el salto definitivo y convertirme en uno de los mejores actores de este país. He derribado todas las barreras de entrada a la industria del cine y estoy convencido de que voy a seguir cumpliendo metas durante los próximos años. La autoestima la sigo teniendo y ahora también tengo de mi lado mi propia imagen física.
Una industria que cuenta con buenas cifras
Como seguro que os podéis imaginar, la industria del cine en España no es la misma que en Estados Unidos, que es la verdadera cuna de esta actividad y en la que se obtiene el máximo de los reconocimientos en esta materia. Pero lo cierto es que el cine de nuestro país goza de una buena salud. De acuerdo con una noticia del portal web PWC, la industria del cine español va a seguir aumentando su facturación de cara a los próximos años. Tanto es así que, de los 402 millones de euros de facturación que se registraron en el año 2022, vamos a pasar a los 705 millones en 2027. Se trata de un crecimiento espectacular y que pone de manifiesto que la industria cinematográfica nacional se encuentra en un buen estado de forma.
Haber sido capaz de encontrar un trabajo dentro de esta industria y ser consciente de que hablamos de un sector rentable y con futuro es algo que, a nivel laboral y como seguro que estáis imaginando, me proporciona una enorme tranquilidad. Me siento realmente afortunado por haber encontrado un trabajo y haber sido llamado para varias producciones a pesar de contar todavía con una corta edad. Debo seguir trabajando, esforzándome y aprendiendo cada día.
Estoy realmente ilusionado con lo que me espera en el futuro. Soy una persona todavía muy joven y que tiene mucha guerra que dar dentro de la industria del cine. No descarto, incluso, llevar a cabo mi propia producción cinematográfica cuando cuente con algo más de experiencia en estas lides. Pero, si se llega a producir, esa ya será una batalla que os contaré en otro artículo. Hasta entonces, voy a seguir disfrutando de lo que he conseguido y de lo que está inminentemente por llegar. Nunca abandonéis vuestros sueños. Merece la pena luchar por ellos.